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MC Escher |
#Moebius
Occidente es lineal. Es parte de nuestra idiosincrasia. Funcionamos de manera direccional (o al menos hay una clara tendencia a este tipo de movimiento) y necesitamos un principio, un desarrollo y unas conclusiones finales que aseguren que todo lo planteado y dispuesto anteriormente tenga sentido. Cuando esto no ocurre (porque en muchas ocasiones no ocurre, evidentemente) nos sentimos perdidos, desorientados, como si caminásemos sin rumbo al filo del anochecer a través de un bosque desconocido e intentáramos desesperadamente encontrar un claro, un páramo o una zona alta y despejada. Un lugar donde posicionarnos y desde donde comenzar a comprender el laberinto en el que estamos metidos, para poder encontrar la salida.
Un ejemplo ilustrativo de esta linealidad occidental es nuestra manera de trabajar, de mantener una reunión sobre un tema determinado o de llevar a cabo una negociación. Independientemente de los protocolos propios de cada país, se suele mantener siempre un vector lineal de movimiento. Nuestro contexto geométrico es fundamentalmente plano (a pesar de las pendientes, subidas y bajadas, que las hay por supuesto) y tendemos a caminar en una dirección vectorial determinada. Tratamos de alcanzar una meta visible e intentamos avanzar en dirección a ella. Puede ocurrir que el objetivo no sea el mismo para todos los agentes que intervienen en el proceso, pero en general la dirección del vector de movimiento sí que lo es. El proyecto/reunión/negociación tiene un principio, un desarrollo y un final. Esto no implica que no haya excepciones, países más eficientes que otros o reuniones que acaban en saco roto, pero en condiciones normales las reuniones suelen tener un objetivo claro, tienen una duración adecuada a la magnitud de los temas a tratar y generalmente se acaba llegando a unas conclusiones concretas que permiten continuar en dirección y sentido a la meta final que se quiere abordar.
Asia, y más concretamente China, es circular. Para ser más exactos podríamos decir que nuestra percepción desde dentro del sistema es circular pero en realidad es una superficie de dos dimensiones no orientable con solamente un lado cuando está sumergido en el espacio euclidiano tridimensional.
Resumiendo: China es una gigantesca cinta de Moebius.