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22 jun 2017

The Expanding Airport


En 1958 comienza a desarrollarse el proyecto para el Aeropuerto Internacional Dulles en Washington DC, uno de los edificios más significativos de Eero Saarinen junto con la terminal de la TWA en el JFK de Nueva York. Desde el principio del proceso, la principal preocupación de Saarinen y su equipo de arquitectos no fue precisamente el diseño del edificio en sí mismo, sino la búsqueda de soluciones para reducir los tiempos y las distancias que sufren los pasajeros en los aeropuertos desde que acceden a la terminal hasta que alcanzan los puntos de embarque de sus respectivos vuelos.

Para darle un poco de contexto al asunto, vamos a situarnos:

Estamos a finales de los años 50, principios de los 60. La aviación comercial en US vive un momento histórico. En el año 1958 la multinacional estadounidense Boeing desarrolla su primer avión a reacción de pasajeros: el Boeing 707. Durante los años posteriores, este jet irá evolucionado hasta derivar en los modelos 727 y 737. La fabricación del Boeing 737 comenzó en 1964 y ha continuado sin interrupción hasta nuestros días, convirtiéndose en uno de los aviones para transporte de pasajeros más importantes de la historia de la aviación con casi 14,000 aeronaves entregadas y más de 4,000 pedidos pendientes todavía de producción.

Es, como decíamos, una década clave para la aviación comercial en los Estados Unidos. El flujo de pasajeros aumenta de manera exponencial por todo el territorio nacional y los aeropuertos cada vez necesitan ser capaces de acoger un mayor flujo de aviones y pasajeros. Se produce un cambio de escala en las edificaciones aeroportuarias, lo que a su vez lleva asociado un considerable aumento de las distancias que han de recorrer los viajeros en su interior.

En el equipo de Eero Saarinen estaban convencidos de que era posible encontrar otro método para resolver la problemática y compleja conexión entre pasajeros y aviones, y decidieron llevarlo a la práctica en el proyecto del aeropuerto Dulles de Washington DC.

El sistema consistía en darle la vuelta al protocolo logístico habitual y plantear justamente lo opuesto: en vez de acercar los aviones hasta el lugar donde esperan los pasajeros, se trataba de acercar a los pasajeros hasta los aviones.

El esquema tradicional de casi cualquier aeropuerto tipo de una cierta envergadura funciona a base de agrupar todos los aviones alrededor de la terminal, lo que conlleva un aumento considerable de la planta de este edificio ya que debe ser capaz de acoger en su perímetro un gran número de aeronaves estacionadas de forma continuada. Al incrementar la escala, se alargan también las distancias que tienen que recorrer los pasajeros en su interior hasta alcanzar sus correspondientes puertas de embarque.

La solución propuesta por Saarinen cambia los parámetros del sistema y propone:

1. Minimizar la huella del aeropuerto.
2. Concentrar los aviones en nodos independientes aislados de la terminal principal.
3. Automatizar/mecanizar el traslado de los pasajeros hasta los aviones.

La escala del edificio de la terminal queda reducida a la mínima expresión: una serie de pequeñas tiendas, unos servicios básicos, alguna cafetería y los mostradores de facturación. De esta forma, una vez hecho el check-in, los pasajeros acceden directamente a unas salas especiales asignadas para cada vuelo concreto donde podrán permanecer cómodamente sentados hasta el momento en que sean trasladados hacia su avión y puedan embarcar. Todo ello sin necesidad de abandonar la sala en ningún instante del proceso.

Es así como idearon los Mobile Lounges o Salas de Espera móviles.





Las dos fotografías anteriores muestran el aspecto de estos dispositivos en el Dulles International Airport durante la década de los 60 y en la actualidad. En realidad son salas mecanizadas. Edificios móviles (o más bien partes móviles del edificio de la terminal) que abandonan temporalmente su ubicación para desplazarse hasta los aviones, acoplarse a ellos, descargar a los pasajeros y regresar a su posición de stand-by.

Muy de la NASA todo esto, ¿verdad?.

Y bastante ARCHIGRAM y sus plug-in systems también.

El equipo de Saarinen contaba con un tiempo limitado para presentar su propuesta ante las autoridades y los directivos de las compañías aéreas que tenían que aprobar y financiar la construcción del nuevo aeropuerto. En los ensayos previos a la presentación comprobaron que ese tiempo no era suficiente para transmitir correctamente las ideas iniciales, explicar el proyecto en su conjunto y revisar todos los planos.

En un intento desesperado por encontrar una solución efectiva a este inesperado problema, Eero organizó una reunión de urgencia con sus amigos y colegas de profesión Charles y a Ray. Y les pidió ayuda.

A finales de 1958 Charles y Ray Eames se sacaron de la manga este fantástico corto de animación en el que trataban de explicar el cambio de paradigma propuesto por Eero Saarinen para el Aeropuerto Internacional Dulles de Washington DC. Utilizando un formato poco habitual para nuestra profesión en aquella época, los Eames lograron transmitir en menos de 10 minutos ideas y conceptos muy complejos a nivel funcional, circulatorio y programático.

Y es que el cortometraje de los Eames es un proyecto de arquitectura en sí mismo.

Un documento audiovisual que tiene la misma importancia que las secciones, los alzados, los detalles constructivos, las memorias de carpintería o los planos de estructuras. Una herramienta capaz de comunicar y transmitir ideas abstractas y complejas de una manera directa, clara y efectiva. Capaz de proponer y resolver. Capaz de componer y plantear un sistema flexible y abierto en lugar de un diseño final cerrado en sí mismo. 

Charles y Ray Eames lo titularon ‘The Expanding Airport’.


El diseño y fabricación de las Mobile Lounges fue finalmente llevado a cabo por una empresa de ingeniería especializada en este tipo de dispositivos. Eero Saarinen sólo estuvo involucrado en esa parte del proyecto como consultor externo, focalizando su trabajo en la construcción del edificio de la terminal. Hoy en día, tras una serie de transformaciones y ampliaciones realizadas en el aeropuerto, la mayor parte de las salas móviles han caído en desuso y han sido sustituidas por un tren subterráneo que conecta la terminal original con las estaciones satélites.

El sistema de lounges móviles fue también utilizado con posterioridad en los aeropuertos internacionales de Pierre Elliott Trudeau de Montreal, en el JFK de Nueva York, en el de Ciudad de Mexico, en el Charles de Gaulle de Paris y en el King Abdulaziz de Jeddah. En casi todos ellos estas estructuras han sido igualmente erradicadas y reemplazadas por otro tipo de transportes más efectivos y adecuados al tráfico aéreo de nuestros días.

Algunas de estas salas mecanizadas todavía siguen actualmente operativas en el Washington Dulles International Airport y continúan transportando pasajeros desde la terminal hasta sus respectivos puntos de embarque, funcionando tal y como fueron ideadas en 1958.

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