Photo by JA / Shanghai, China / 2019 |
En un período de poco más de un año y medio y tan solo contando a mi equipo, hemos desarrollado unos laboratorios de biotecnología en Tianjin, centros comerciales en Chengdu, Nanning y Shanghai y varios pabellones y exhibition centers para la Flower Expo que tendrá lugar en 2021 en la isla de Chongming. Hemos levantado una torre de uso mixto (hotel + workspaces + residential) en la ciudad de Chongqing y varios edificios de oficinas y R&D en un campus cerca de Beijing. Hemos hecho sendos centros culturales en Nanhai y Zhengzhou, un estadio y otras instalaciones deportivas en Hangzhou de cara a los Asian Games de 2022, un complejo de Data Centers para la Shenzhen Stock Exchange y un proyecto multifuncional muy interesante para IKEA en Wuxi.
Y contra todo pronóstico, sigo vivo.
Y contra todo pronóstico, sigo vivo.
No he calculado a cuántos metros cuadrados ascienden todos estos proyectos. Ni siquiera he tenido tiempo para hacer la cuenta.
El mayor problema al que me enfrento es precisamente ese: el tiempo. La ausencia de tiempo, para ser exactos. Para algunos quizá pueda parecer exagerado ya que en nuestra profesión esta es, por desgracia, una situación bastante común. Pero no bromeo cuando digo que lo de China está fuera de toda lógica incluso para los estándares habituales. En varios de estos proyectos hemos colaborado puntualmente con otras oficinas asentadas en Delhi, Manchester, Londres o Singapur y los arquitectos de allí, que están acostumbrados a trabajar con fechas muy ajustadas, no dan crédito a los tiempos de trabajo que manejan los developers de aquí.
Trabajar a diario a contrarreloj con plazos imposibles es agotador. Es como vivir en una persecución constante que nunca cesa. No hay lugar para el error, la prueba o la duda, y cualquier imprevisto puede ser fatal porque no existe la posibilidad de replantear las estrategias fallidas y corregir el rumbo. No hay espacio para refrescar la mente, parar por un instante, dar unos pasos atrás para ver las cosas con un poco de perspectiva y pensar con claridad.
China avanza a una velocidad brutal y si no calculas bien o no te mueves a su mismo ritmo, corres el riesgo de te pase por encima arrasando con todo lo que encuentre a su paso.
Pero a pesar de todo, hay días que pienso que el día de mañana echaré la vista atrás y recordaré estos años frenéticos con cierta nostalgia. Creo que tendré la sensación de que mereció la pena poder hacer lo que más me gusta hacer y sentirme además bien valorado y justamente reconocido por hacerlo.
Para ser sinceros, viendo el panorama internacional actual, no quedan tantos lugares en el mundo donde uno tenga la oportunidad de ser arquitecto y (ojo a este detalle porque es crucial) vivir más que dignamente de serlo.
China avanza a una velocidad brutal y si no calculas bien o no te mueves a su mismo ritmo, corres el riesgo de te pase por encima arrasando con todo lo que encuentre a su paso.
Pero a pesar de todo, hay días que pienso que el día de mañana echaré la vista atrás y recordaré estos años frenéticos con cierta nostalgia. Creo que tendré la sensación de que mereció la pena poder hacer lo que más me gusta hacer y sentirme además bien valorado y justamente reconocido por hacerlo.
Para ser sinceros, viendo el panorama internacional actual, no quedan tantos lugares en el mundo donde uno tenga la oportunidad de ser arquitecto y (ojo a este detalle porque es crucial) vivir más que dignamente de serlo.
La foto del encabezado es una muestra aleatoria de lo que captan mis retinas una tarde cualquiera al salir de la oficina. El suelo mojado tras una breve lluvia tóxica. El aire húmedo y pesado como una losa de hormigón que te aplasta contra el asfalto. Un oxígeno sólido. Masticable. Adulterado. Esa fina niebla que tantos días engulle las alturas. Las luces cambiantes de las Gaojias que transforman Shanghai en el escenario perfecto de un capítulo cualquiera de Love, Death & Robots.
Mañana será otro día. Mañana arranca PROJECT FRANKENSTEIN.
Deseadme suerte. Mandadme tiempo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario