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17 mar 2014

Tres preguntas

Photo by JA / Shanghai, China / 2014
Hace unos días, Felix Arranz se puso en contacto con nosotros en nombre de Scalae para que participásemos en una pequeña entrevista integrada únicamente por tres preguntas sobre transformaciones de principios, procesos y situaciones en experiencias internacionales. A continuación reproducimos integramente el texto, junto con el enlace a la web de scalae.net.

PRINCIPIOS: Tu experiencia de vida y trabajo actual "al otro lado del planeta", ¿te ha obligado a entenderte a tí mismo de un modo diferente como arquitecto? Es decir: ¿piensas que está modificando tu modo de pensar personal y profesional?

Dicen que la primera intención cuando uno llega aquí y comienza a trabajar es la de querer cambiar a China y al final lo que realmente sucede es que China acaba cambiándole a uno. Esto puede ser muy peligroso, porque a pesar de que trabajar como arquitecto en China puede ser una experiencia de la que se puede aprender, esto sólo sucederá si uno cuenta con la experiencia suficiente para saber con qué cosas quedarse y qué cosas descartar.


Como aspectos positivos, China te flexibiliza, fomenta tu capacidad de adaptación al cambio constante y te obliga a estar en un incesante estado de alerta. Como aspectos negativos, en China sobra producción sin reflexión y falta pensamiento crítico, capacidad analítica y propositiva y mecanismos eficientes de anticipación a problemas futuros.


Yo llegué a Shanghai con 7 años de experiencia laboral en España a mis espaldas y puedo decir con orgullo que gracias a ello creo que he logrado aprovechar los factores que consideraba positivos de las situaciones que me he ido encontrando por el camino, logrando al mismo tiempo no dejarme influir por los aspectos negativos de este complejo mercado laboral. Sigo adaptándome a diario a los nuevos retos que cada día surgen poniendo a prueba tus capacidades, tu paciencia y tus aptitudes, pero no he cambiado las bases de mi manera de entender cómo se debe hacer arquitectura.



PROCESOS: Saliste de la península, posiblemente, con unos hábitos, habilidades y competencias de trabajo y, sobre todo, con una manera aprendida y probada de desenvolverte como arquitecto. ¿En qué medida has podido mantener esos hábitos o has tenido que modificarlos/cancelarlos/ampliarlos en base al tipo de trabajo y relaciones que actualmente son tu día a día?


Trabajar como arquitecto en China tiene muy poco que ver a lo que un día fue trabajar como arquitecto en España. Desde el tamaño de las propias estructuras laborales (aquí una oficina pequeña tiene 30 personas), hasta la mastodóntica escala de los proyectos que se desarrollan, los protocolos de relación con los clientes o los ajustados tiempos de trabajo que se manejan.


Al llegar a Shanghai, estaba completamente convencido de que lo más difícil sería (como suele ocurrir casi siempre que uno comienza una vida en un sitio nuevo) la adaptación al medio, a la cultura, a las diferencias idiomáticas o a la manera de desarrollar aquí el trabajo como arquitecto. Esto, generalmente, en cualquier otro país del mundo, es un proceso definido y puntual que dura un determinado período de tiempo y una vez superado ese bache uno puede decir sin lugar a dudas que "ya se ha adaptado" o que "ya ha aprendido cómo funcionan las cosas". Esto en China no es así. En China el proceso de adaptación es continuo. Infinito. Nunca puedes bajar la guardia independientemente del tiempo que lleves viviendo aquí.


Hay que aprender a vivir con la certeza de que no existen las certezas.


Ese es, en mi opinión, el verdadero reto.



SITUACIONES: Posiblemente la distancia y el tiempo ya transcurrido (¿cuanto?) te permitan relativizar mucho. ¿Qué recomendaciones ofrecerías a alguien que en este momento se esté planteando "dar el salto"? y complementariamente, ¿qué visión te queda/llega del contexto actual social/político/profesional europeo y español?


China es un país de 'actitudes' más que de 'aptitudes' porque la aplicación provechosa de las últimas depende en gran medida de la gestión exitosa de las primeras. Llevo viviendo y trabajando en Shanghai poco más de 3 años y en este tiempo he visto llegar a mucha gente, no sólo con diferentes perfiles profesionales a sus espaldas sino también con diferentes maneras de encajar y adaptarse a lo que se iban encontrando aquí día tras día. Algunos lo han pasado en grande y para otros esto ha supuesto un suplicio insoportable. Lo que para unos es toda una experiencia para otros un trauma difícil de gestionar. No importa tanto tu currículum si no mantienes intacta tu capacidad constante para adaptarte. Tal y como explicamos en una de las entradas de nuestro blog, además de otros aspectos igualmente importantes, a la hora de emigrar la elección del país es clave. Tenemos que elegir destinos donde nos sintamos cómodos, porque emigrar puede ser un hueso duro de roer o una experiencia apasionante, y la delgada línea que separa estas dos situaciones depende de factores que poco tienen que ver con el trabajo en sí mismo y mucho con el contexto en el que desarrollamos nuestras vidas.


Por otro lado y respondiendo a la segunda parte de la pregunta, la visión del panorama social, político y profesional de España que percibimos los que nos encontramos trabajando fuera resulta difícil de describir con palabras que no sean malsonantes. Digamos que no tengo palabras para explicar la vergüenza que siente uno cada mañana al leer la prensa digital o al comentar las noticias de España con compañeros, colegas y amigos que vienen de otros países diferentes. A veces resulta complicado mantener el tipo sin ruborizarse. En cuanto al panorama laboral, creo que contrariamente a lo que mucha gente piensa, una gran parte de los profesionales que han emigrado no volverá a trabajar jamás en España. De hecho, muchos de los que lo han intentado han acabado emigrando de nuevo porque no han sido capaces de encontrar ninguna oferta de trabajo competitiva. Hemos comenzado a asumir que seremos nómadas durante el resto de nuestras vidas y España será ese lugar a donde siempre regresaremos de visita, pero donde difícilmente trabajaremos de manera definitiva. Casi todos los que vivimos en China tenemos en la cabeza el plan de "acercarnos" algún día a España, eso es cierto. Pero acercarse es algo muy diferente a volver, y mucho tiene que cambiar la situación como para que tantos arquitectos que han encontrado fuera el respeto profesional que su país jamás les propició, decidan regresar de la noche a la mañana. Eso sí, ojalá me equivoque en esto útlimo. Ojalá.



[Julen Asua, desde Shanghai, China, para scalae.net]
Link a scalae.net | Arquitectos en el extranjero: Shanghai, por Julen Asua

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