Suena a tópico pero el viaje por India y
Kashmir ha sido indescriptible. Por mucho que escribamos no habría manera de poder transmitir lo que allí
hemos vivido. "Asia
agota, pero engancha". Qué
gran verdad.
Ha habido unos
momentos en los que los acontecimientos te sobrepasaban y te superaban, y otros
en los que dejarse llevar era la única opción que tenías, pues tratar de
cambiar el rumbo y la deriva de las cosas era del todo imposible. Ha habido
problemas de estómago y algo de mal de altura. Y ha habido cierto estrés generado por una
sucesión de acontecimientos inconcebibles para nuestras occidentalizadas mentes.
Pero también ha habido gente maravillosa que nos ha ayudado en el momento preciso. Ha habido lugares extraordinarios que no imaginas ni en tus sueños. Ha habido risas de esas de las que te acaba doliendo hasta el estómago. Ha habido situaciones desconcertantes. Ha habido ratas correteando por nuestros pies en los trenes mientras compartíamos una conversación acompañada de un Masala Chai. Ha habido telas y saris que llenaban el país de color y de luz, contrastando con la inconfesable pobreza y la miseria extrema que nos rodeaba. Ha habido hindúes, musulmanes y budistas compartiendo mesa con nosotros, más allá de cualquier creencia o credo.
Ha habido valles, como el gélido e inquietante valle de Zanskar o el verde y húmedo valle de Srinagar. Ha habido ríos como el sagrado Ganges donde vivos y muertos comparten baños en la orilla, o el rápido Indus que dio nombre a este subcontinente. Ha habido nieves, como los perpetuos picos blancos que coronan por siempre el techo del mundo, y desiertos como el del Thar, desde donde se divisa Pakistan en los días claros. Ha habido lagos como el lago Dal de Srinagar, el lago Pichola de Udaipur y el casi irreal Pangong Lake, cuyas aguas atraviesan fronteras y te hacen pensar que el mundo realmente tiene más colores y formas de las que imaginabas. Ha habido pasos a más de 5300 metros de altura sobre el nivel del mar. Ha habido habitaciones, calles, carreteras, raíles, y cielos. Ha habido havelis, gompas, mezquitas, estupas, fuertes, murallas, palacios, chabolas, bases militares, bunkers, templos y santuarios.
Ha habido Kalashnikovs apuntando sigilosamente a nuestras nucas. Ha habido colores, muchos colores, comidas picantes hasta decir basta, cervecitas a precio de oro, sitios de lujo y otros en los que parecía que te iban a comer los bichos. Ha habido ventiladores continuamente sobre nuestras cabezas, día y noche.
Nuestro plan era muy ambicioso así que ha habido etapas del viaje que han sido duras, pero esos malos momentos se ven recompensados con creces por la cantidad de experiencias que
vives cada minuto. En un instante parece que todo se va a ir al garete y al minuto siguiente todo se endereza y sale bien. Pero de nuevo te vuelve a ocurrir algo todavía peor que lo
anterior y todo vuelve a quedar pendiente de un hilo. Y de pronto vuelve a resolverse mágicamente. Y así todo el rato. Un caos. Una locura. Un sinsentido para los
sentidos.
En resumen: Asia.
En resumen: Asia.
Pero también ha habido gente maravillosa que nos ha ayudado en el momento preciso. Ha habido lugares extraordinarios que no imaginas ni en tus sueños. Ha habido risas de esas de las que te acaba doliendo hasta el estómago. Ha habido situaciones desconcertantes. Ha habido ratas correteando por nuestros pies en los trenes mientras compartíamos una conversación acompañada de un Masala Chai. Ha habido telas y saris que llenaban el país de color y de luz, contrastando con la inconfesable pobreza y la miseria extrema que nos rodeaba. Ha habido hindúes, musulmanes y budistas compartiendo mesa con nosotros, más allá de cualquier creencia o credo.
Ha habido valles, como el gélido e inquietante valle de Zanskar o el verde y húmedo valle de Srinagar. Ha habido ríos como el sagrado Ganges donde vivos y muertos comparten baños en la orilla, o el rápido Indus que dio nombre a este subcontinente. Ha habido nieves, como los perpetuos picos blancos que coronan por siempre el techo del mundo, y desiertos como el del Thar, desde donde se divisa Pakistan en los días claros. Ha habido lagos como el lago Dal de Srinagar, el lago Pichola de Udaipur y el casi irreal Pangong Lake, cuyas aguas atraviesan fronteras y te hacen pensar que el mundo realmente tiene más colores y formas de las que imaginabas. Ha habido pasos a más de 5300 metros de altura sobre el nivel del mar. Ha habido habitaciones, calles, carreteras, raíles, y cielos. Ha habido havelis, gompas, mezquitas, estupas, fuertes, murallas, palacios, chabolas, bases militares, bunkers, templos y santuarios.
Ha habido Kalashnikovs apuntando sigilosamente a nuestras nucas. Ha habido colores, muchos colores, comidas picantes hasta decir basta, cervecitas a precio de oro, sitios de lujo y otros en los que parecía que te iban a comer los bichos. Ha habido ventiladores continuamente sobre nuestras cabezas, día y noche.
Ha habido gente
que no tiene nada de nada, excepto una sonrisa perpetua que nunca se les borra
de la cara.
Ha habido
miradas curiosas y apretones de mano cada dos metros. Ha habido Shiva, Buda, Ganesh, Vishnú, Brahma e infinidad de
deidades de nombres irrepetibles. Ha habido calor, muchísimo calor. Y frío,muchísimo frío. Increíblemente no ha habido lluvias y eso que íbamos bien equipados después de lo que nos pasó el año
pasado en Vietnam.
Ha habido
también muchas ciudades.
Algunas caóticas y sucias, como Delhi. Otras totalmente militarizadas, como Srinagar. Ciudades donde la muerte deja de ser un tabú y la fe se respira por cada uno de sus rincones, como Varanasi. Ciudades que se convertían en verdaderos e indescriptibles remansos de paz, como Udaipur. Ciudades construidas con roja piedra arenisca sobre desiertos infinitos, como Jaisalmer. Ciudades desde donde podías literalmente tocar el cielo con los dedos, como Leh. Ciudades plagadas de peregrinos, como Fatehpur Sikri. Ciudades que albergaban joyas irrepetibles edificadas majestuosamente sobre sus terrenos, como Agra. Ciudades volcadas a ríos, a lagos o al amparo de imponentes montañas. Otras encajadas en verdes valles o rodeadas de murallas para protegerse de los ataques vecinos en otros tiempos. Ciudades, cada una de ellas, que nos han hecho disfrutar recorriendo sus callejones y perdiéndonos por sus aleatorios entramados.
Algunas caóticas y sucias, como Delhi. Otras totalmente militarizadas, como Srinagar. Ciudades donde la muerte deja de ser un tabú y la fe se respira por cada uno de sus rincones, como Varanasi. Ciudades que se convertían en verdaderos e indescriptibles remansos de paz, como Udaipur. Ciudades construidas con roja piedra arenisca sobre desiertos infinitos, como Jaisalmer. Ciudades desde donde podías literalmente tocar el cielo con los dedos, como Leh. Ciudades plagadas de peregrinos, como Fatehpur Sikri. Ciudades que albergaban joyas irrepetibles edificadas majestuosamente sobre sus terrenos, como Agra. Ciudades volcadas a ríos, a lagos o al amparo de imponentes montañas. Otras encajadas en verdes valles o rodeadas de murallas para protegerse de los ataques vecinos en otros tiempos. Ciudades, cada una de ellas, que nos han hecho disfrutar recorriendo sus callejones y perdiéndonos por sus aleatorios entramados.
Ha habido vacas
por todos los lugares. Cerdos revolcándose por las sucias calles. Ratas
bajo nuestros pies. Perros enfermos que nos miraban mal desde sus rincones. Cientos de monos sobre nuestras cabezas. Elefantes a los que adelantábamos por la derecha en las carreteras. Camellos en el desierto. Cobras que
bailaban esclavizadas al ritmo de una flauta mal tocada, como bufones para el
turismo de foto fácil y propina. Cabras por las ciudades y por las montañas.
Jaks rumiando plácidamente en los valles del Himalaya y águilas que surcaban
el cielo majestuosamente, dejándonos con la boca abierta mientras observábamos
la belleza de su vuelo.
Ha habido noches en vela y otras en las que hemos entrado literalmente en coma durante 12 horas debido al cansancio extremo. Ha habido gente maravillosa y lugares también maravillosos, cada vez que cruzabas una calle o girabas en una esquina. Y ha habido, sobre todo, un país que realmente merece la pena conocer y recorrer y al que seguro volveremos.
Ha habido noches en vela y otras en las que hemos entrado literalmente en coma durante 12 horas debido al cansancio extremo. Ha habido gente maravillosa y lugares también maravillosos, cada vez que cruzabas una calle o girabas en una esquina. Y ha habido, sobre todo, un país que realmente merece la pena conocer y recorrer y al que seguro volveremos.
Como leímos en
un bar de Jaisalmer: "Lo importante no es el destino, es el viaje en sí
mismo".
Nos gustaría conocer todos los rincones de la Tierra. Y en ello andamos.
2 comentarios :
Realmente me habeis convencido para hacer un viaje a tierras indias. Acabo de graduarme en Arquitectura, y antes de encontrar trabajo, me gustaria viajar un tiempo (que parece que tendre mucho). Pero me frena el tema economico. A cuanto puede ascender un viaje de este calibre por India?
Pues es muy relativo... como casi todo en la vida.
Pero para que puedas echar un cálculo rápido muy general te diré que nosotros volamos con British Airways ida y vuelta con escala en Londres por unos 700 euros de Madrid a Delhi (con otras compañías y mucho tiempo de antelación te puede salir algo más barato, pero nosotros preferíamos gastar 100 euros más y hacer sólo una escala y no viajar con una lowcost).
Dormir económicamente en Idia es muy fácil... puedes pagar la habitación doble desde 200INR (3€) hasta 1000 (15€). También puedes encontrar habitación por menos de 200 pero hay que currárselo mucho y son bastante sucias. Creo que 500 INR (unos 7€) es un buen precio en relación a la calidad que encuentras. Hablamos siempre de habitaciones dobles con baño dentro de la habitación.
Comer es muy barato también, pero depende mucho de la ciudad. Pero vamos, que no supone un problema porque al día (si te lo propones) puedes gastarte en comidas abundantes unas 300-400 INR.
Los desplazamientos internos por el país son muy variados en precio y deberías tantear por internet en función de tu ruta. Para que te hagas una idea la media por vuelos internos que pagamos nosotros fue de unos 50-60 euros, y para los trenes te aconsejo que entre en www.irctc.co.in y eches un tanteo. Te aconsejo que mires siempre en 2a o 3a clase con aire acondicionado (para las zonas de desierto) y sleeperclass para el resto de desplazamientos, pues es la más económica. Una clase inferior a SleeperClass no te aconsejo.
Como casi todos los viajes, depende de cómo te lo montes, cómo viajes, los rikshaws, taxis, buses, trenes que cojas, y lo que quieras ver/hacer, pero te aseguro que comparado con otros destinos, en Asia te lo puedes montar muy bien para gastar relativamente poco... pero también te digo que esto es muy personal porque no sé ni qué quieres hacer, ni cuantos días, ni en qué plan...
Espero que esto te sirva al menos para echar un cálculo diario de pasta.
Un saludo... y aquí estamos para cualquier duda que tengas.
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