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15 mar 2009

Bolonia: Preguntas y Respuestas

Reproducimos a continuación una conversación vía mail sobre el proceso de Bolonia en la que un alumno plantea una pregunta a José María García del Monte, Doctor Arquitecto y profesor asociado del Departamento de Proyectos de la ETSAM. Nos parece que resuelve muchas dudas importantes acerca de las posibles consecuencias de la aceptación de este cambio en la profesión, y hemos decidido publicarlo tanto por el interés de la pregunta (que tanta gente se ha planteado), como por la claridad y la transparencia de la respuesta.

++ Pregunta

Te escribo para hacerte una pregunta el Proceso de Bolonia. La verdad es que nos hemos quedado todos acojonados, y agradezco mucho que nos hayas explicado con tanto detalle la gravedad del asunto, porque creo que parte del inmovilismo que estamos teniendo los estudiantes de arquitectura se debe a un profundo desconocimiento del tema. Sí, me dirás que todo el mundo habla de Bolonia, que se han hecho reuniones, manifestaciones, pero nunca nos habían juntado en clase y nos habían explicado las cosas así. No sé por qué, pero como tú comentaste el otro día, la sensación general es de que Bolonia es una basura pero que los perjudicados van a ser otros.



El caso es que hoy, después de clase, ya en casa, cenando con mis compañeras de piso, que por cierto son ingenieras, ha salido el tema. Y la cosa acabó en discusión, porque una de ellas, que es ingeniero de caminos, dice que a ellos les van a permitir firmar las estructuras de los proyectos de arquitectura, de tal manera que nosotros ya no seamos responsables de ellas. Me dijo que era lo lógico: que para qué queríamos tener esas responsabilidades si la mayor parte de los arquitectos encargamos las estructuras de nuestros edificios a unos ingenieros para que nos las calculen. Yo le contesté que me parecía fatal y que estaba en contra de eso, pero ella insistió: ¿para qué quieres una responsabilidad de algo que no haces tú?. Me defendí como pude, pero me parece obvio que la cuestión tiene trampa, ¿por qué querrían ellos entonces comerse ese marrón? ¿por qué queremos nosotros? En fin, en ese momento, me acordé de la película de Amélie, cuando el narrador explica cómo todos, cuando creemos que lo que defendemos es justo, desearíamos a veces tener un apuntador escondido en algún sitio que nos chivara lo que tenemos que decir. Desgraciadamente no estabas tú allí escondido para contestarla. ¿Qué le puedo contestar? ¿Por qué no nos interesa a los arquitectos que nos firmen las estructuras ingenieros? Moraleja: ya veo que me tengo que poner las pilas con este tema porque los ingenieros nos van a comer con patatas fritas.



++ Respuesta

Ahora mismo YA se puede optar por que la estructura sea firmada por un técnico independiente del arquitecto proyectista, incluso puedes pactar que la dirección de obra de la estructura te la lleve otra persona. El problema por tanto no es ese.



El problema es que la tentación es que SEA OBLIGATORIO que los ingenieros de caminos sean los que pueden firmar la estructura... Quizá en este aspecto no es demasiado peligroso, porque al fin y al cabo los arquitectos llevan haciendo estructuras e instalaciones de siempre (yo mismo me he calculado las estructuras de todos mis proyectos hasta hace poco, y ahora se las encargo a un especialista... que también es arquitecto; del mismo modo que las instalaciones siempre las he sacado fuera, pero encargándoselas a arquitectos y no a ingenieros... esos arquitectos viven de ser especialistas en esos temas, que hay que tener en cuenta que es una salida profesional muy interesante también); el problema viene por otro lado...



Cuando se redactó por primera vez el código técnico, se planteó en su redacción la desaparición del concepto global de proyecto arquitectónico; todo pasaba a ser una suma de “el proyecto de cimentación”, “el proyecto de estructuras”, “el proyecto de electricidad”, “el proyecto de climatización”... cada uno de los cuales iría firmado por un técnico especializado... la trampa estaba en que igual que ahora mismo “el proyecto de telecomunicaciones” lo tiene que firmar un teleco o teleco técnico (a pesar de ser una tontería de cuatro tubos y poco más), era cuestión de tiempo que los ingenieros fueran arrogándose la condición exclusiva de “especialistas” en tales áreas, dejando al arquitecto relegado a una posición de supuesto controlador, pero sin reconocerle su capacidad técnica, que es mucha. Si esto lo pones en un escenario como el que se está planteando, donde de momento ya ellos son master y nosotros no, es fácil inferir que en menos que canta un gallo, una nueva ley de atribuciones (que está ahora mismo en la mesa del ministro) acabaría por darnos la puntilla reconociendo la competencia específica de cada uno de estos proyectos a ingenieros varios.



La conclusión sería que sí, claro, tendríamos el control global, pero obligados a pasar por caja para externalizarlo todo, a pesar de que sabemos hacer y responsabilizarnos de todo eso; curioso, porque mientras que los ingenieros alegan que “también saben hacer lo que nosotros hacemos”, era un proceso para que nosotros no pudiéramos hacer “lo que también sabemos hacer”.



Me dirás que todo esto es ciencia ficción, que estoy aventurando futuribles... pero hasta ahora todos los futuribles se han ido cumpliendo (empezando por el más fuerte, la condición superior del ingeniero como máster, frente al arquitecto como graduado) y por otro lado no hay más que mirar al extranjero para saber que son procesos que en otros países ya se han dado. Un ejemplo muy cercano: en Portugal un arquitecto no puede firmar la estructura de sus edificios. NO PUEDE, no es que no quiera.



Afortunadamente, aquello se paró y se reconstruyó la unidad del proyecto arquitectónico (o mejor dicho, no se perdió). Pero la condición de Master de los ingenieros ya es otra vez el primer paso para un ataque por otro lado, conducente a conseguir lo mismo de otro modo.



Creo que nosotros no debemos plantear que no puedan otros firmar una parte de nuestro proyecto SI NOSOTROS QUEREMOS, pero hay que tener mucho cuidado con la real ambición y tentación que hay detrás, que es convertir a otros en peaje obligatorio de nuestros proyectos. Como te decía, yo mismo me he diseñado y calculado las estructuras de mis proyectos durante muchos años... En esos tiempos, calcularme yo la estructura implicaba entre otras cosas permitir la rentabilidad de mi trabajo, pues si hubiera debido pagar a terceros esos cálculos, en más de una vez no habría ganado dinero con mi trabajo... y si no gano dinero, no tengo más remedio que dejar de hacer lo que hago, para poder ganarme la vida trabajando para otros.



Por cierto, se han construido esas estructuras... y no se han caído... porque nos han enseñado muy bien estructuras en la Escuela... a pesar de que por miedo o por ineptitud no quieran tantos reconocerlo y digan esa gilipollez de que acabamos la carrera sin saber nada... SABEMOS MUCHO, sólo que en los primeros años de ejercicio profesional acabamos aprendiendo tanto o más que en toda la carrera... pero eso es algo normal y lógico... ¿O es que se creen que los ingenieros al acabar su carrera saben de lo suyo más que nosotros de lo nuestro? Ni mucho menos, están igual de perdidos y son igual de pardillos, porque ésa es la condición natural de todo recién graduado. Sólo la experiencia nos va haciendo más sabios. Pero la experiencia es tiempo y si se quiere terminar la carrera sabiendo tanto, no habría más remedio que trabajar cinco años antes de que nos den el título. ¿A que eso no mola? Pues seamos coherentes, coño.



Estamos en un proceso de derrocamiento del arquitecto de un sector que en estos años ha dado mucho dinero y ha movido la economía del país. En realidad quien se ha forrado no ha sido el arquitecto, ha sido fundamentalmente el especulador (y especuladores han sido todos los que se han dedicado a comprar pisos sobre plano y venderlos al doble al terminar la obra; lo han sido todos aquellos que decían comprar un piso “para invertir”, queriendo decir para especular, y la sociedad no les ha recriminado su actitud, sino que aquí todo el que estafaba a otro vendiéndole un piso por mucho más que lo que le había costado un años antes era tratado como un listo y no como un parásito); y a pesar de eso, si en algo se beneficiaba la profesión, que era en una actividad constructiva muy potente, pues ahora nos lo quieren quitar en tanto que exclusividad.



Cierto es que muchos de quienes más se han lucrado con eso no han entendido nunca la arquitectura como una cuestión cultura, sino como un negocio, y por eso mismo mucha pena no me dan ahora. Pero en un entorno en que la arquitectura la hacen los arquitectos, también hay hueco para quien intenta hacer las cosas bien... aunque ése siempre esté en crisis... pero es el precio que se paga por entender las cosas de otro modo. Ahora bien, en un entorno en que la arquitectura no sea cosa de los arquitectos... desengañémonos, ni hay lugar para unos ni hay lugar para otros (y veamos Italia, donde apenas un mínimo porcentaje de lo que se construye lo hacen arquitectos... ¿para qué, si me puedo fiar más de un ingeniero, que me mola el término y además es menos peligroso por no preocuparle tanto como a nosotros lo intangible?).



Después de todo este panorama tan peligroso (que no pretendo mostrar para sembrar desconsuelo, sino ganas de batalla), me queda una última duda acerca de si no deberíamos atacar por otro lado:



Si los ingenieros “saben” hacer casas en virtud de sus conocimientos técnicos y por tanto quieren poder hacer lo mismo que los arquitectos, entonces proclamo que en virtud de nuestra educación, carácter, conocimientos y capacidad de entendimiento de los problemas técnicos, nosotros “sabemos” hacer puentes, presas, caminos, carreteras, helipuertos, aeropuertos, puertos, instalaciones eléctricas, instalaciones hidráulicas, instalaciones de telecomunicaciones, mediciones, control de ejecución de obra, por lo que reclamo competencias en todos esos campos... es decir, pidamos poder hacer TAMBIÉN lo que ahora sólo pueden hacer ingenieros de caminos, industriales, de teleco, aparejadores... ¿A que a la inversa no quieren?


Pues a lo mejor es una manera de ganar la batalla.



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