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4 dic 2008

Los Sven


Luchemos contra los Sven. Hay muchos Sven en nuestras vidas. Demasiados quizá. Sobran Svens en el panorama actual. No hace falta dar ningún nombre. Todos estamos en el ajo y sabemos perfectamente de qué pie cojea cada cual.

El otro día nos topamos con esta escena de un capítulo de la serie "How I met your mother", en el que Mosby se enfrenta en la presentación del proyecto de una torre para la sede de un importante banco, contra los odiados hermanos suecos Sven.

Son curiosas las dos situaciones representadas en esta escena. Analicémoslas brevemente: Por una parte, Mosby aparece retratado de manera exageradamente tradicional. Llaman la atención de manera especial algunos tópicos como la mesa de dibujo de los años veinte y el tiralíneas, el edificio sacado de una mala crónica de arquitectura postmoderna, la imagen obsoleta del fotomontaje con el skyline de Nueva York y la presentación rancia y acuarelada que realiza el personaje para los clientes. 

"Do you see that one? That one right there? That´s mine"

Por otra parte están los hipermods hermanos Sven, con sus poses estudiadas frente al espejo durante horas y su espectáculo de fuegos de artificio con el que llevan a cabo un exagerado marketing emocional de convencimiento. Salen en las revistas más glamurosas del panorama nacional y probablemente están más preocupados de los modelitos que visten y de sus peinados perfectos, que en resolver bien los detalles constructivos de sus obras. Pero ahí están, presentando en sociedad su Cactus-Tyranosurius-Fálicus que escupe fuego por la boca. Ahí están. Como dioses para salvarnos de la oscura ingenuidad en la que vivimos. Y si a alguien le cabe alguna duda de su categoría, que eche un vistazo al precio de sus gafas de sol o a la firma de sus zapatos. 

Sí, amigos. Estos son 'Los Sven'. Más preocupados de demostrar que pertenecen a una clase de élite social donde el principal combustible es el consumo y la banalidad, que de explicar al cliente cómo funciona realmente el edificio en el que van a invertir cantidades ingentes de dinero. Más preocupados por aparentar que 'son actuales y contemporáneos y muy muy de acuerdo con la moda' que de avalar su profesionalidad con hechos honestos.

¿Pero por qué será que nos resulta mucho más creíble la situación de los Sven que la de Mosby?

Mientras a Mosby, el arquitecto que se supone que refleja la 'normalidad', no le encontramos casi por ningún lado en el actual escenario arquitectónico, a los Hermanos Sven, los esperpentos que hacen trucos de magia barata, les identificamos perfectamente. Están hasta en la sopa. El personaje con el que los guionistas han pretendido aparentar reproducir la cotidianeidad de un arquitecto al uso, no lo es ni de lejos. En cambio, con los que han pretendido simular la exageración de la modernidad, son en la vida real el pan nuestro de cada día.

Paradójico, ¿verdad?.

Aquellos que comenzaron por desmarcarse de los demás para tratar de crear una nueva corriente, han visto como su supuesta originalidad nos sorprende menos que la más rancia y aburrida tradicionalidad. Forzaron convertirse en algo fresco y nuevo, y han acabado siendo la pantomima repetida tantas y tantas veces que acaba asociándose con algo completamente obsoleto. ¿Qué haran los moderns cuando sus estilos dejen de ser moderns? ¿Cómo lo solucionarán? Seguramente cambiarán el vestuario de sus armarios y la música de sus reproductores de MP3 para adaptarse a los nuevos tiempos.

"We are not a Company... We are a Collective"

La mayoría ni nos sentimos identificados con Mosby ni nos sentimos identificados con los Sven. Y tampoco queremos sentirnos identificados con nadie porque no necesitamos ningún mito erótico para seguir sus pasos cual groupie que se arranca los pelos a tirones cada vez que han publicado un artículo de su ídolo de masas. Siempre habrá tendencias, estilos, corrientes y temas que estén más de moda que otros, pero creemos que nunca viene mal llenar de contenido real ciertas posiciones para que luego no se nos vuelvan en nuestra contra.

Porque las modas se pasan, que a nadie se le olvide. Porque lo que ayer era original, mañana puede dejar de serlo, y en menos de lo que canta un gallo podemos ser los mismos rancios de aquellos de los que en día intentamos escapar. Porque es muy fácil desenmascarar al farsante que no tiene nada real que ofrecer. Porque el tiempo, como dijo aquel, acaba poniendo a cada uno en su sitio.

Porque un buen trabajo, un trabajo honesto y sincero, un trabajo que nosotros mismos nos creamos.... nunca pasa de moda. Está muy por encima de todo eso.

Mientras tanto, dejemos que los Sven sigan haciendo su negocio. Que sigan aprovechando el tiempo que les dure la función. 

The show must go on.