ACTO 1
El entrañable
cuento del arquitecto al que sólo le preocupaba la publicación
Conversación entre un
arquitecto (A) y un fotógrafo especializado en arquitectura (F):
A: A ver si puedes pasarte por allí esta
misma mañana para sacar las fotos. El edificio lleva ya unas semanas entregado
y ahora es un buen momento."
F: Esta semana la tengo bastante mal.
Puede que lo tengamos que retrasar una o dos semanas... Quizá tres.
A: No jodas... Hazlo como sea pero
tienes que ir esta misma semana como muy tarde. Es muy urgente.
F: Ya te digo que ando muy liado.
Además hoy está nublado y en cambio la semana que viene dicen que va a hacer
buen tiempo. Y eso para la luz de las fotos es muy importante.
A: Mira... me da igual la luz. Ya te las
arreglarás luego para maquearlas por PhotoShop para que queden chulas para las
publicaciones. Pero tiene que ser hoy. La semana que viene ya habrá gente
trabajando en el edificio y para cuando tú vayas habrán llenado la mitad de los
pasillos con sus absurdas plantas y encima de cada escritorio estarán los
retratos de sus maridos, mujeres o hijos. Seguramente, las paredes estén llenas
de calendarios marcados y post-its pintarrajeados, habrán colgado sus estúpidos
cuadros por todos los rincones y habrán contaminado todo el edificio con sus ridículos
objetos. Y eso no queda bien en las fotos. Eso no debe salir en ninguna
foto.
F: Pero si estás haciendo un edificio
para la gente es normal que sus usuarios lo utilicen, lo humanicen y lo hagan
suyo. Es normal que ocurran este tipo de situaciones. ¿Por qué dices que eso no debe salir en las fotos?.
A: ¿Que por qué? Muy sencillo... Porque
ESO es la REALIDAD.
ACTO 2
Reflexiones
sobre las mentiras de algunos AVIs y ciertos TIFFes
Muchas veces preocupa
más la irrealidad del instante congelado, cuando el edificio posa para el
fotógrafo como si fuera una top-model con sus atuendos más distinguidos y sus
peinados más estrambóticos, que la realidad derivada del auténtico uso y
disfrute de los usuarios. Esa realidad que deja marcas y cicatrices sobre la piel de estos
monstruos estáticos. Este tipo de estrategias de marketing de maquillaje puede
que funcionen para vender artículos de moda de diseñadores internacionales,
pero con la arquitectura no es algo tan fácil. En arquitectura se convierten en
una herramientas escasas y poco eficientes porque el edificio permanece ahí por
muchos años y no depende de quién lo lleve puesto. Es decir, que mientras que
la moda 'pasa de moda' al cabo de un tiempo y la gente guarda en el
armario lo que ya no se lleva, un edificio permanece ahí ajeno a todo. Y mientras que los productos de moda sientan mejor o peor dependiendo de quién
los lleve puestos, en arquitectura nosotros no llevamos puesto al edificio sino
más bien el edificio nos lleva puestos a nosotros.
Son sutiles diferencias que
hacen que muchas veces se note que en ciertas fotografías sí que hay trampa y
sí que hay cartón.
Sólo vemos un caso
arquitectónico donde una buena fotografía es imprescindible: en la arquitectura
temporal o efímera. En el momento que eliminamos la capacidad de presencia
continuada de un espacio, éste tiene más valor como un elemento propagandístico
en formato Visual que como un elemento realístico en formato Real. Es en estos
casos donde la única huella temporal de una acción arquitectónica que
permanecerá es la colección de imágenes de archivo que se han obtenido durante
su corto período de vida. El resultado real es, por supuesto, muy importante. Pero lo es más la imagen documentada que queda de él porque será lo que permanezca.
Bien sea en formato videográfico o fotográfico. Bien sea en AVI o en TIFF.
Algún ejemplo práctico de este tipo de situaciones es la coordinación de
eventos llevadas a cabo por arquitectos y diseñadores. Unos de mayor escala,
como unos Juegos Olímpicos, una Expo Universal o un concierto de los Rolling
Stones. Otros de menor escala como un Pabellón del tipo Serpentine, el
escenario de un mitin político, la inauguración de algún evento o un
Pabellón en una Feria de Arte Contemporáneo.
ACTO 3
Acerca del
marketing gastronómico o 'Esto no se parece en nada al de la foto'
Tras esta reflexión
sobre cómo pueden engañar las apariencias, vamos a hacer un breve símil con el
marketing gastronómico con una web que hemos encontrado por ahí.
En esta web han cogido más de 100 productos y han
comparado lo que se ve en la foto del envase con lo que hay dentro. El
resultado es realmente espectacular. Ejemplos fotográficos: Sopa,
Pasta
y Ensaladilla.
Y aquí un video de algunos de estos productos.
¿Qué ocurriría si
hiciéramos esta misma página con fotografías de arquitectura?
Seguramente nos
llevaríamos unas cuantas sorpresas.
No es un mal tema para proponerlo como
siguiente ciclo de exposiciones en la Fundación COAM. Un buen título podría
ser: 'Mamá, este edificio no se parece en nada al que vimos en la foto. Yo
quiero el de la foto.' La temática sería: 'Obras pensadas para la
publicación y para la foto. Los posados y los robados de algunas edificaciones
emblemáticas. ¿Cómo envejecen algunas construcciones?'
El problema sería
que se produciría el efecto contrario al actual, y es que nadie querría ser
seleccionado para ninguna exposición. Una pena.
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