Hace un par de meses, nuestros amigos y compañeros de Arquitextónica nos hicieron una interesante entrevista que publicaron en su blog bajo el título de "Trabajar como arquitecto en el extranjero. Experiencias personales: multiDO"
Más que una entrevista como tal, fue un diálogo en el que conversamos acerca de las motivaciones de nuestra decisión de finalizar temporalmente nuestra etapa laboral en Madrid para emprender la aventura de ir a trabajar a Shanghái, los pasos que fuimos recorriendo para poner en marcha este importante cambio en nuestras vidas y las situaciones personales y profesionales que estamos viviendo desde nuestra llegada a China.
Sin más, reproducimos a continuación la conversación que mantuvimos con Lourdes y Miguel, a los que estamos muy agradecidos por haber pensado en nosotros para iniciar esta serie de diálogos que mantendrán con diversos arquitectos que actualmente se encuentran desarrollando su labor profesional en un país extranjero.
Un día nos hicimos a nosotros mismos una pregunta muy sencilla: “¿Qué podríamos perder si lo intentásemos y la cosa saliera mal?” La respuesta fue inmediata: Nada demasiado importante.
Llevábamos más de un año con la idea de irnos a vivir una aventura lejos de España. Queríamos probar y seguir aprendiendo. Jugar, fallar y acertar. La crisis fue el combustible perfecto, pero no el detonante. Lo hubiésemos hecho igualmente tarde o temprano. No queríamos irnos fuera sólo porque esa fuera nuestra única alternativa, y así lo hicimos.
En el momento de tomar la decisión ambos estábamos trabajando en Madrid y sin pensarlo demasiado dejamos nuestros trabajos y nos pusimos en marcha. Para tomar este tipo de decisiones no existe un detonante único, se trata mas bien de un conjunto de circunstancias que determinan la necesidad de dar un vuelco a tu vida y probar a ver qué ocurre si intentas caminar por un sendero diferente.
¿Cuál fue la logística de la salida? (Buscasteis trabajo antes de ir, evaluasteis gastos, contábais con ahorros, salisteis a por tabaco y hasta ahora…)
Buscar trabajo en Shanghai sin estar viviendo allí es complicado. Nadie quería hacernos una entrevista por skype. De hecho, la mayor demanda iba dirigida hacia arquitectos extranjeros con experiencia previa en China, así que las cosas no pintaban muy bien. Teniendo esto en cuenta, decidimos invertir el dinero que teníamos ahorrado en plantarnos allí sin nada. Nos propusimos una estancia mínima de 6 meses en el país, ya que estimamos que menos tiempo era insuficiente para poder valorar bien las cosas. Un mes antes de partir nos apuntamos por internet a un curso de chino de 5 meses de duración en una Universidad del centro de la ciudad que nos recomendaron.
Esto nos permitía dos cosas: Por un lado, ir aprendiendo algo del idioma mientras nos asentábamos, buscábamos piso y empezábamos a buzonear currículums; y por otro, conseguir un visado de estudiante (de múltiple entrada) que nos permitía permanecer en el país sin problemas durante seis meses. Es decir, que ganábamos tiempo y a su vez no estábamos simplemente esperando a que nos llamasen para alguna entrevista, sino que aprovecharíamos ese tiempo para aprender algo nuevo (y tremendamente útil).
Al final, resultó que el curso de chino nos interesó mucho más de lo que esperábamos y decidimos no empezar a buscar trabajo hasta que quedase un mes para terminar el semestre, e intentar así enlazar la vida de estudiante con la vida laboral.
¿Tenéis fecha de vuelta?
No hemos fijada ninguna fecha para el regreso. La idea inicial era precisamente esa: no hacer demasiados planes y actuar en función de cada momento. Es evidente que nos gustaría prolongar esta aventura durante unos cuantos años… e incluso no descartamos la posibilidad de movernos a otro país en un futuro. Pero no podemos predecir cómo se desarrollarán los acontecimientos así que preferimos ir poco a poco, valorando cada decisión en su debido momento y sin hacer demasiados planes incontrolables. Creemos que ha quedado más que demostrado que toda esa gente que tenía su vida perfectamente planificada ha visto cómo, en un abrir y cerrar de ojos, las circunstancias han dado un vuelco de 180 grados y lo que ellos tenían previsto ha valido para poco.
Vivimos una época tan impredecible en la que es preferible actuar según los instintos y tener una gran capacidad de adaptación a los cambios que vayan produciéndose.
Y con esa llegada y esa disposición en la cabeza ¿Cómo conseguísteis trabajo? ¿Dónde y a qué os dedicáis?
En China conviven paralelamente dos modelos de negocio: Por un lado están las oficinas de arquitectura chinas y por otro están las firmas internacionales. Cada una tiene sus pros y sus contras. Cuando comenzamos a buscar trabajo pensamos que podría ser una buena idea conocer las dos caras de la moneda laboral en China, así que decidimos que cada uno se centrara respectivamente en uno de los dos mercados. Nieves empezó a buscar en primer lugar y, tras realizar una serie de entrevistas para diferentes compañías internacionales, se decantó por una multinacional francesa asentada en Shanghai desde hace 7 años. Yo comencé a trabajar poco después para una gran empresa china con proyección internacional, que también cuenta con sede en Estados Unidos, Canadá y Singapur.
Lo más complejo del proceso de búsqueda fue convencer a las empresas de nuestra capacidad de adaptación al sistema de trabajo en China. La demanda para los puestos interesantes estaba dirigida casi en exclusiva a arquitectos con experiencia previa en China, lo cual supuso un problema serio cuando comenzamos a enviar currículums.
Así que decidimos aprovechar la única circunstancia que jugaba a nuestro favor: los años de experiencia laboral en España y la calidad (y variedad) de los trabajos que desarrollamos durante nuestros años en Madrid.
Generalmente a China vienen arquitectos recién titulados o con relativamente poca experiencia laboral en España, en cambio nosotros contábamos con más de 7 años ejerciendo la profesión (desarrollando algunas obras singulares y también con bastante experiencia llevando proyectos de obra pública de gran escala) y fue gracias a eso por lo que no tuvimos demasiado problema en comenzar a recibir ofertas laborales en un plazo de tiempo sorprendentemente breve.
Vitalmente transmitís muchísima ilusión y satisfacción. ¿Es igual de gratificante profesionalmente? ¿O es indisoluble y el balance es único?
Estamos muy contentos profesionalmente aunque pensamos que es demasiado pronto para hacer una valoración adecuada. El sistema de trabajo aquí es completamente diferente al de España y necesitamos más tiempo para hacer un análisis objetivo de los acontecimientos. Hasta ahora vemos muchas cosas positivas y otros aspectos que no nos convencen nada de nada, pero a día de hoy tratamos de aprovecharnos de lo bueno y con el paso del tiempo intentaremos tratar de corregir, en la medida de lo posible, algunas de las cosas que no nos gustan.
Como se suele decir, esto no es la panacea. No es la Tierra de los Milagros, a pesar de que las oportunidades que uno puede encontrar son muy interesantes. Aquí se cometen errores gravísimos en las oficinas de arquitectura y te encuentras con situaciones laborales muy frustrantes en el día a día, pero ya sabíamos a dónde veníamos y lo que no se puede negar es que también hay muchas cosas altamente positivas.
De momento, lo que esperamos, es sacar partido de todas esas cosas positivas que se puede uno llevar de aquí y tratar de conocer y entender en profundidad el complejísimo sistema social, laboral, económico y cultural chino.
¿Alguna idea para los que están pensando en irse? ¿Y para los que no se terminan de atrever?
Irse fuera de España no es la única opción, sino una de las opciones posibles. La cuestión radica en pensar cuáles son nuestras verdaderas inquietudes. Lo verdaderamente importante es no tener miedo a elegir un camino y recorrerlo con la tranquilidad de pensar que en este juego está permitido cometer errores. Somos ante todo profesionales con recursos y ahora es el momento de utilizarlos.
Así que, más que dar ideas, preferimos incidir brevemente en unos puntos que, al menos a nosotros, nos ayudaron bastante:
- No existen los errores. No existen las equivocaciones. No existen los fallos. Todo lo que uno decida hacer con un mínimo de sentido común, tarde o temprano descubrirá que ha sido para bien.
- El concepto de fracaso en España es un lastre del cual hay que deshacerse cuanto antes. Somos una generación educada en un ideal de vida basado en la búsqueda de una cómoda estabilidad propiciada por seguir un camino predefinido por otros. Nos inculcaron, desde bien pequeños, una cultura del miedo a la incertidumbre que nos ha hecho creer que asumir ciertos riesgos y vivir en base a planteamientos de vida apoyados en inestabilidades, supone ir por el camino equivocado. Y la realidad es que no hay caminos equivocados, sino simplemente caminos.
- Al igual que el concepto de fracaso que nos enseñaron es falso, también lo es el concepto de triunfo que nos venden como único. Porque para muchos, triunfar es sólo una cuestión de números. Tanto has ganado, tanto has triunfado. Pero hoy está más que demostrado que la vida realmente es como los mercados: Da igual cúanto tengas y el sudor que te haya costado conseguirlo porque mañana, si alguien decide cambiar las reglas, todo lo que tienes no valdrá nada. Triunfar es, en definitiva, que uno mismo esté satisfecho con sus decisiones. Triunfar es estar ilusionados con lo que hacemos y hacerlo lo mejor posible.
- Hay tres tipos de personas en el mundo: los inamovibles, los movibles y los que se mueven.
Y por último, aunque no por ello menos importante, el resumen de todo lo anterior:
- No hay que tener miedo a nada.
Más que una entrevista como tal, fue un diálogo en el que conversamos acerca de las motivaciones de nuestra decisión de finalizar temporalmente nuestra etapa laboral en Madrid para emprender la aventura de ir a trabajar a Shanghái, los pasos que fuimos recorriendo para poner en marcha este importante cambio en nuestras vidas y las situaciones personales y profesionales que estamos viviendo desde nuestra llegada a China.
Sin más, reproducimos a continuación la conversación que mantuvimos con Lourdes y Miguel, a los que estamos muy agradecidos por haber pensado en nosotros para iniciar esta serie de diálogos que mantendrán con diversos arquitectos que actualmente se encuentran desarrollando su labor profesional en un país extranjero.
¿Qué situación/acontecimiento/epifanía os hizo tomar la decisión de dar el salto?
Un día nos hicimos a nosotros mismos una pregunta muy sencilla: “¿Qué podríamos perder si lo intentásemos y la cosa saliera mal?” La respuesta fue inmediata: Nada demasiado importante.
Llevábamos más de un año con la idea de irnos a vivir una aventura lejos de España. Queríamos probar y seguir aprendiendo. Jugar, fallar y acertar. La crisis fue el combustible perfecto, pero no el detonante. Lo hubiésemos hecho igualmente tarde o temprano. No queríamos irnos fuera sólo porque esa fuera nuestra única alternativa, y así lo hicimos.
En el momento de tomar la decisión ambos estábamos trabajando en Madrid y sin pensarlo demasiado dejamos nuestros trabajos y nos pusimos en marcha. Para tomar este tipo de decisiones no existe un detonante único, se trata mas bien de un conjunto de circunstancias que determinan la necesidad de dar un vuelco a tu vida y probar a ver qué ocurre si intentas caminar por un sendero diferente.
¿Cuál fue la logística de la salida? (Buscasteis trabajo antes de ir, evaluasteis gastos, contábais con ahorros, salisteis a por tabaco y hasta ahora…)
Buscar trabajo en Shanghai sin estar viviendo allí es complicado. Nadie quería hacernos una entrevista por skype. De hecho, la mayor demanda iba dirigida hacia arquitectos extranjeros con experiencia previa en China, así que las cosas no pintaban muy bien. Teniendo esto en cuenta, decidimos invertir el dinero que teníamos ahorrado en plantarnos allí sin nada. Nos propusimos una estancia mínima de 6 meses en el país, ya que estimamos que menos tiempo era insuficiente para poder valorar bien las cosas. Un mes antes de partir nos apuntamos por internet a un curso de chino de 5 meses de duración en una Universidad del centro de la ciudad que nos recomendaron.
Esto nos permitía dos cosas: Por un lado, ir aprendiendo algo del idioma mientras nos asentábamos, buscábamos piso y empezábamos a buzonear currículums; y por otro, conseguir un visado de estudiante (de múltiple entrada) que nos permitía permanecer en el país sin problemas durante seis meses. Es decir, que ganábamos tiempo y a su vez no estábamos simplemente esperando a que nos llamasen para alguna entrevista, sino que aprovecharíamos ese tiempo para aprender algo nuevo (y tremendamente útil).
Al final, resultó que el curso de chino nos interesó mucho más de lo que esperábamos y decidimos no empezar a buscar trabajo hasta que quedase un mes para terminar el semestre, e intentar así enlazar la vida de estudiante con la vida laboral.
¿Tenéis fecha de vuelta?
No hemos fijada ninguna fecha para el regreso. La idea inicial era precisamente esa: no hacer demasiados planes y actuar en función de cada momento. Es evidente que nos gustaría prolongar esta aventura durante unos cuantos años… e incluso no descartamos la posibilidad de movernos a otro país en un futuro. Pero no podemos predecir cómo se desarrollarán los acontecimientos así que preferimos ir poco a poco, valorando cada decisión en su debido momento y sin hacer demasiados planes incontrolables. Creemos que ha quedado más que demostrado que toda esa gente que tenía su vida perfectamente planificada ha visto cómo, en un abrir y cerrar de ojos, las circunstancias han dado un vuelco de 180 grados y lo que ellos tenían previsto ha valido para poco.
Vivimos una época tan impredecible en la que es preferible actuar según los instintos y tener una gran capacidad de adaptación a los cambios que vayan produciéndose.
Y con esa llegada y esa disposición en la cabeza ¿Cómo conseguísteis trabajo? ¿Dónde y a qué os dedicáis?
En China conviven paralelamente dos modelos de negocio: Por un lado están las oficinas de arquitectura chinas y por otro están las firmas internacionales. Cada una tiene sus pros y sus contras. Cuando comenzamos a buscar trabajo pensamos que podría ser una buena idea conocer las dos caras de la moneda laboral en China, así que decidimos que cada uno se centrara respectivamente en uno de los dos mercados. Nieves empezó a buscar en primer lugar y, tras realizar una serie de entrevistas para diferentes compañías internacionales, se decantó por una multinacional francesa asentada en Shanghai desde hace 7 años. Yo comencé a trabajar poco después para una gran empresa china con proyección internacional, que también cuenta con sede en Estados Unidos, Canadá y Singapur.
Lo más complejo del proceso de búsqueda fue convencer a las empresas de nuestra capacidad de adaptación al sistema de trabajo en China. La demanda para los puestos interesantes estaba dirigida casi en exclusiva a arquitectos con experiencia previa en China, lo cual supuso un problema serio cuando comenzamos a enviar currículums.
Así que decidimos aprovechar la única circunstancia que jugaba a nuestro favor: los años de experiencia laboral en España y la calidad (y variedad) de los trabajos que desarrollamos durante nuestros años en Madrid.
Generalmente a China vienen arquitectos recién titulados o con relativamente poca experiencia laboral en España, en cambio nosotros contábamos con más de 7 años ejerciendo la profesión (desarrollando algunas obras singulares y también con bastante experiencia llevando proyectos de obra pública de gran escala) y fue gracias a eso por lo que no tuvimos demasiado problema en comenzar a recibir ofertas laborales en un plazo de tiempo sorprendentemente breve.
Vitalmente transmitís muchísima ilusión y satisfacción. ¿Es igual de gratificante profesionalmente? ¿O es indisoluble y el balance es único?
Estamos muy contentos profesionalmente aunque pensamos que es demasiado pronto para hacer una valoración adecuada. El sistema de trabajo aquí es completamente diferente al de España y necesitamos más tiempo para hacer un análisis objetivo de los acontecimientos. Hasta ahora vemos muchas cosas positivas y otros aspectos que no nos convencen nada de nada, pero a día de hoy tratamos de aprovecharnos de lo bueno y con el paso del tiempo intentaremos tratar de corregir, en la medida de lo posible, algunas de las cosas que no nos gustan.
Como se suele decir, esto no es la panacea. No es la Tierra de los Milagros, a pesar de que las oportunidades que uno puede encontrar son muy interesantes. Aquí se cometen errores gravísimos en las oficinas de arquitectura y te encuentras con situaciones laborales muy frustrantes en el día a día, pero ya sabíamos a dónde veníamos y lo que no se puede negar es que también hay muchas cosas altamente positivas.
De momento, lo que esperamos, es sacar partido de todas esas cosas positivas que se puede uno llevar de aquí y tratar de conocer y entender en profundidad el complejísimo sistema social, laboral, económico y cultural chino.
¿Alguna idea para los que están pensando en irse? ¿Y para los que no se terminan de atrever?
Irse fuera de España no es la única opción, sino una de las opciones posibles. La cuestión radica en pensar cuáles son nuestras verdaderas inquietudes. Lo verdaderamente importante es no tener miedo a elegir un camino y recorrerlo con la tranquilidad de pensar que en este juego está permitido cometer errores. Somos ante todo profesionales con recursos y ahora es el momento de utilizarlos.
Así que, más que dar ideas, preferimos incidir brevemente en unos puntos que, al menos a nosotros, nos ayudaron bastante:
- No existen los errores. No existen las equivocaciones. No existen los fallos. Todo lo que uno decida hacer con un mínimo de sentido común, tarde o temprano descubrirá que ha sido para bien.
- El concepto de fracaso en España es un lastre del cual hay que deshacerse cuanto antes. Somos una generación educada en un ideal de vida basado en la búsqueda de una cómoda estabilidad propiciada por seguir un camino predefinido por otros. Nos inculcaron, desde bien pequeños, una cultura del miedo a la incertidumbre que nos ha hecho creer que asumir ciertos riesgos y vivir en base a planteamientos de vida apoyados en inestabilidades, supone ir por el camino equivocado. Y la realidad es que no hay caminos equivocados, sino simplemente caminos.
- Al igual que el concepto de fracaso que nos enseñaron es falso, también lo es el concepto de triunfo que nos venden como único. Porque para muchos, triunfar es sólo una cuestión de números. Tanto has ganado, tanto has triunfado. Pero hoy está más que demostrado que la vida realmente es como los mercados: Da igual cúanto tengas y el sudor que te haya costado conseguirlo porque mañana, si alguien decide cambiar las reglas, todo lo que tienes no valdrá nada. Triunfar es, en definitiva, que uno mismo esté satisfecho con sus decisiones. Triunfar es estar ilusionados con lo que hacemos y hacerlo lo mejor posible.
- Hay tres tipos de personas en el mundo: los inamovibles, los movibles y los que se mueven.
Y por último, aunque no por ello menos importante, el resumen de todo lo anterior:
- No hay que tener miedo a nada.
2 comentarios :
Pues si señor, no hay que tener miedo, ni a fracasar ni tampoco a triunfar. Seguir las señales del instinto y avanzar, con temple y firmeza. Podeis estar bien tranquilos con estos principios.Saludos
Pues si señor, no hay que tener miedo, ni a fracasar ni tampoco a triunfar. Seguir las señales del instinto y avanzar, con temple y firmeza. Podeis estar bien tranquilos con estos principios.Saludos
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